Como todxs sabréis, un año más el 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, este no es un día de celebración, sino una jornada de reivindicación y visibilización de la igualdad de las mujeres en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
A pesar de que vivimos en pleno siglo XXI y de que muchas instituciones trabajan cada día para que las mujeres tengamos los mismos derechos que los hombres, seguimos estando lejos de haber conseguido la igualdad real en muchos aspectos: la diferencia salarial entre hombres y mujeres en España sigue estando por encima del 20%, las mujeres pensionistas ganan alrededor de unos 450 euros menos que los hombres pensionistas, las mujeres dedican el doble de tiempo a las tareas del hogar y al cuidado de menores y familiares dependientes que los hombres, solo un 30% de lxs directivxs españolxs son mujeres…
Si además nos centramos en las mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales, el panorama no parece mucho más halagador: más del 80% de las mujeres trans está en paro, solo el 21% de las lesbianas que han sufrido una agresión homófoba denuncia delitos de odio frente a un 71% de los hombres gays, y las mujeres bisexuales tienen el doble de probabilidades que sus compañeras heterosexuales y el triple que sus compañeras lesbianas de sufrir una agresión sexual por parte de su pareja sentimental.
A pesar de que las estadísticas son abrumadoras y de que nos pueda parecer difícil superar todas estas desigualdades, no debemos dejar que el desánimo nos paralice, ya que todos podemos poner nuestro granito de arena en la lucha contra la desigualdad. La historia nos demuestra que las mejoras sociales se han conseguido cuando todxs nos hemos unido con un mismo fin, y el feminismo y la lucha LGBTIQ+ comparten muchos objetivos.
Desde las asociaciones feministas y LGBTIQ+ trabajamos para que no se castigue socialmente a los hombres por mostrar sus sentimientos, llorar o mostrarse vulnerables, para romper esa falsa creencia de que las mujeres no sirven para las profesiones científicas, ni el deporte ni la dirección de empresas, para enseñar que los hombres pueden cuidar y las mujeres pueden ser fuertes, para que no se ataque a las personas gays y lesbianas por no cumplir con los mandatos sociales sobre cómo se deben comportar los hombres y las mujeres y a quien deben desear y amar, para que no se discrimine a las personas transexuales por haberse atrevido a romper con un género impuesto y atreverse a ser quien de verdad son, para eliminar el binarismo de género y que se reconozca la existencia de las personas intersexuales, no-binarias y bisexuales…
Todo esto se ha traducido en normativas que equiparan laboralmente y socialmente a las mujeres con los hombres, leyes que permiten a personas del mismo sexo casarse, comunidades autónomas que permiten que los menores transexuales cambien el género en sus documentos de identidad, un sistema judicial que reconoce y castiga los delitos de odio y la violencia de género, proyectos educativos que apuestan por una educación sexual integral, feminista e inclusiva, asociaciones y organismos que trabajan para ayudar a las mujeres y a las personas LGBTIQ+ más desfavorecidas…
Echando la vista atrás, podemos ver que, aunque la igualdad total aún no se haya conseguido, con los años hemos conseguido muchas mejoras y nos vamos acercando más a ella. Por ello, en el 8 de marzo, en vez de desanimarnos o pensar que todo está conseguido ya, todxs juntxs debemos trabajar para conseguir un mundo más justo, más libre, más igualitario y más feliz para todos. #TodoMejora