La verdad es que suena a pregunta, pero es una afirmación la que da nombre a un documental que llega a España de la mano de HBO. Este cortometraje (en inglés, When I knew, de Fenton Bailey y Randy Barbato, basado en el libro homónimo de Robert Trachtenberg que fue publicado en 2005) reúne las historias de más de 15 personas que cuentan ese momento en que supieron que eran diferentes a los demás y parte del proceso que se desencadena una vez que reconocieron (aunque fuera interiormente) esa diferencia.
¿Cómo lo vivimos? ¿Qué pasa con nosotros? Otras muchas voces sin identificar aparecen en el metraje, pero me quedo con dos de las primeras frases que se escuchan para responder a esa pregunta: “aprendes a mantenerte al margen y a observar” y “aprendes que el mundo no está hecho para ti”.
Parecen inofensivas, pero son dos sentencias muy poderosas: por un lado, se espera de nuestro colectivo (incluso hoy) que vivamos nuestras vidas a escondidas, a hurtadillas. Que no mostremos nuestro amor, que no nos expresemos como seres individuales que somos y que, ojalá, mantengamos siempre un perfil bajo y silencioso. Y, por otro lado, todavía hay quien nos considera personas enfermas y desviadas, a pesar de todas las pruebas que hay en contra de esta creencia.
Precisamente lo que hace este documental es dar voz, poner nombre, alinear experiencias de personas que, como tú y como yo, han aprendido a reconocerse, a sobreponerse a esa adversidad que a veces tanto nos angustia y que han encontrado su lugar en el mundo, han alcanzado la felicidad y han dejado atrás cualquier etapa de miedo, de silencio, de vergüenza…, igual que harás tú cuando interiorices que todo eso que estás sintiendo no está mal.
¿Cuándo supe que era LGTBI?
Yo lo supe desde pequeño. Soy consciente de haber notado esa diferencia quizás a los 5 o los 6 años, aunque tardaría todavía mucho tiempo más en ponerle nombre a mis sentimientos y sensaciones. Pero sí sabía que tenía que guardarlo para mí, que era mi propio secreto.
Y así lo viví durante muchos años, más todavía cuando comenzaron a lanzármelo al rostro como un insulto: maricón, gay…, y todas las variantes que existían para que yo me sintiese diferente. Si me permites darte un consejo, no dejes que esto te aísle de los demás. Yo no lo hice y tuve, a pesar de todo, una infancia y una adolescencia muy felices.
Busca apoyos, habla con alguien, comparte tu secreto. Asumirlo y contarlo te da poder, te libera del acoso, te hace dueño o dueña de tu destino. Abrázate y déjate abrazar, quiérete y quiere, pero no dejes que te roben eso que es tuyo y que te hace una persona única e irrepetible. Cuando lo hagas, se acabará el miedo.
No hace falta que lo hagas hoy, pero hazlo. Yo tardé muchísimos años en poder decírselo a mis padres y muchas veces me arrepiento por no haber tenido el valor de hacerlo antes. No es una cuestión de tiempo ni de presión, sino de poder vivir tu vida en plenitud, en primera fila, y no tener que “mantenerte al margen”.
Tu vida puede ser maravillosa o no, pero la idea es que la vivas plenamente, como la persona que eres y no como los demás quieren que seas. Es un camino que, a pesar de las dificultades y del miedo que provoca, vale la pena recorrer. ¡Todo mejora! Te lo prometo. Por difícil que sea creerlo, las cosas cambiarán de manera positiva y verás que este mundo está hecho para ti. Y no dejes que nadie te diga lo contrario. It gets better!