La piel que habito es una de mis películas favoritas. El gran Pedro Almodóvar pensó en un momento en Penélope Cruz para cubrir el papel de la protagonista, pero por problemas de agenda tuvo que declinar la invitación. ¿Conocíais ese dato? El caso es que Pedro le ofreció el papel a otra gran actriz: Elena Anaya, que además de aparecer en la película referenciada, es el personaje al que dedicamos el texto que hará un repaso sobre su vida.
Esta palentina (hija de padres separados y no muy aplicada en los estudios) es hermana de Marina Anaya, una escultora y pintora que ha sabido hacerse un hueco en el mundo del arte. La sangre de los artistas corría también por las venas de Elena, pero no fue hasta que cumplió los 21 años cuando, en 1996, se manifestó su magia y tuvo el valor de presentarse a las pruebas que realizaba la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid.
Sin embargo, a pesar de recibir un no como respuesta, Elena no tiró la toalla y continuó con la firme convicción de triunfar y llegar a los más alto, así que se matriculó en un curso de interpretación de la Universidad de Cádiz. Y al segundo intento lo consiguió: se convirtió en alumna de la escuela de arte dramático donde primeramente le negaron la entrada. Al cabo de poco tiempo, eso sí, fue expulsada por no poder asistir con la frecuencia debida a las clases, ya que estaba rodando con Fernando León la primera película donde aparecería: Familia.
No le quedó más remedio que matricularse en otra escuela distinta y continuar trabajando para sumar papeles de importancia en distintos ámbitos (cine, teatro…). Entre todos ellos destaca el que realizó en la conocida película de Julio Médem, Lucía y el sexo, encarnando a una joven niñera, lo que le valió el premio de la Unión de Actores de España.
Pero el papel que de verdad reconoció su trabajo y consagró su carrera como actriz fue el de Vera Cruz, en la película de Pedro Almodóvar mencionada al comienzo de esta entrada, y por el que consiguió el Goya a la Mejor Actriz en 2011. Como consecuencia de esto, la reconocida actriz dedicó “el cabezón” a su “amor” en un discurso velado que generó ríos de tinta en los medios de comunicación españoles.
Dicho amor no era otro que Beatriz Sanchís, una conocida directora de cine, con quien compartió su vida durante 5 largos años. Elena nunca escondió su sexualidad, (al fin y al cabo no es algo de lo que un@ deba avergonzarse), pero sí es cierto que siempre ha sido muy celosa en lo referido a su vida privada, y por eso la noticia, en su momento, causó cierto revuelo. A pesar de que nunca lo haya dicho expresamente, Elena se ha limitado a ser ella misma, con libertad, viviendo y amando tal y como siente, convirtiéndose en un modelo a seguir.
¡Todo mejora! Ese es el lema que It Gets Better lleva por bandera y que, en este caso, también se cumple. Prueba de ello es que hace muy poco Elena y su nueva novia, de nombre Tina y de profesión diseñadora de vestuario de cine, han saltado a la palestra para presentarnos a su recién nacido, nacido en febrero de este año. No lo olvidéis: la valentía siempre tiene premio.