(Si no sabes nada de esta historia, este texto puede contener spoilers)
Hay historias que marcan generaciones, que se esconden debajo de la alfombra, que salen a la luz en los peores momentos, o incluso, que son sacadas a la luz solo para provocar caos. Pero también hay historias que ayudan a catapultar el presente hacia un futuro más claro. La historia de Elisa y Marcela es una de estas.
Elisa y Marcela, es la nueva película de Netflix que está ahora en algunos cines antes de llegar a la plataforma digital el próximo 7 de junio. Cuenta la historia de dos mujeres que lucharon para poder vivir libres y amar como ellas querían. ¿El problema? Que se trataba de principios del siglo XX, y, por tanto, la sociedad era muy distinta a la actual. La cinta ha sido dirigida por Isabel Coixet y está protagonizada por Natalia de Molina, Greta Fernández y Sara Casasnovas.
Elisa y Marcela eran dos maestras que se conocieron por primera vez cuando Marcela estaba estudiando para ser maestra en el mismo centro de Galicia en el que Elisa ejercía. Consiguieron mantener su relación en secreto hasta que los padres de Marcela se enteraron y enviaron a la joven a terminar sus estudios a Madrid. A su regreso a Galicia, coincidieron en pueblos cercanos, con lo que volvieron a encontrarse y esta vez, consiguieron mantener su relación a salvo. Todo esto, hasta que se empezó a sospechar de la naturaleza de su relación, ya que ninguna salía con un hombre.
Fue Elisa quien tuvo la idea de usurpar la identidad de un primo suyo ya fallecido, inventarse un pasado con una infancia en Londres (gracias a la cual pudo bautizarse y hacer la primera comunión como Mario) y a las siete y media de la mañana del 8 de junio de 1901, se casaron en la parroquia San Jorge de A Coruña. Fue entonces, el primer matrimonio homosexual de España, 104 años antes de su aprobación en 2005 por el Partido Socialista Obrero Español. La boda de Elisa y Marcela fue un precedente para las personas del colectivo LGBTIQ+, pues el hecho de que dos mujeres se casasen cuando todavía no había ni posibilidad de divorcio, hace brillar más su valentía y ha hecho que hoy se hayan convertido en un ejemplo para todxs nosotrxs.
La nueva película de Netflix muestra la realidad de las personas LGBTIQ+ en una España que todavía tenía mucho camino que recorrer, pero el mensaje que deja es que la visibilidad del colectivo es una de las prioridades para el avance de todas las culturas y sociedades. Para dar un paso adelante primero se necesita contemplar los problemas y los obstáculos que lo impiden. Y, aunque conseguirlo signifique mucho tiempo (como fueron 104 años para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo), lo importante es que todo llega… que todo mejora.