Ya de entrada, Editorial Dos Bigotes marca en su web el espíritu de su trabajo: literatura contra el silencio. Así, con esmero y afán han construido un catálogo muy significativo para las nuevas generaciones, pero que ha encontrado resonancia en un público diverso. Y Asalto a Oz es uno de los broches de oro de su labor.
Esta Antología de Relatos de la Nueva Narrativa Queer aborda, sin miedos ni tapujos, los temas que están sobre la mesa: binarismo, amor, deseo, igualdad, género, migración, exilio sexual, fantasía, cuidados y éxito. Muchos de ellos no son nuevos, pero cobran nueva vida de la mano de las voces de una generación que, si bien ha tenido el camino allanado, ha tenido que enfrentar sus propias luchas, personales y sociales, internas y públicas, para llegar hasta aquí.
Lo interesante de esta obra es la diversidad de sus voces, que permite dibujar un panorama lejos de un marco teórico heteronormativo, como muchas de las historias que hemos leído en el pasado, para configurar escenarios más abiertos y libres: las personas del colectivo LGTBIQ+ también saben y pueden contar historias universales, lejos de los tópicos más recurrentes.
El que más, que la expresión o la identidad de género, así como la orientación sexual, no tienen que ser el eje del conflicto, sino una condición que no determina ni altera el resultado de las luchas; la cotidianeidad y los desafíos pasan a ocupar el centro del plano, y se convierten en el motor de unas historias que desde la singularidad de las problemáticas que abordan, se transforman en gritos o susurros de las historias que son capaces de llegar mucho más allá de lo que nunca imaginaron.
Si bien es algo que se venía haciendo ya, Asalto a Oz aspira con esa fuerza propia a convertirse en un referente literario para las nuevas generaciones. Y lo hace a golpe de realidad, mostrando personajes que sienten, aman, sufren, lloran, ríen, se drogan, enferman, viven y sobreviven. Porque ya basta de eufemismos y adornos para hablar de diversidad.
Es tiempo de dar paso a lo explícito de la existencia, de aquello que esconden mucho las redes sociales, pero que el día a día nos pone de frente. Y la literatura, como no podía ser de otra forma, tiene un papel muy relevante en esta tarea. Tanto como la tiene la visibilidad de referentes y personas que componen esta antología desde el compromiso y la responsabilidad de mostrar abiertamente las carnes de dolor, el deseo y la vida misma.