Es una duda recurrente –la mayoría de las veces legítima, aunque otras esconden ciertas intenciones marginalizantes– la de cómo hablar con menores sobre diversidad sexual y de género. Y, con esta primera cuestión, surge el segundo interrogante sobre cuáles son los materiales más idóneos para poder cumplir con la tarea tan necesaria y, a la vez, tan postergada de una educación sexual integral.
La ilustradora Joana Estrela (Penafiel, Portugal. 1990) ha decidido contribuir a arrojar luz a estas preguntas con Niño-Niña, uno de sus más recientes trabajos, que la editorial TakaTuka nos entrega en una impecable edición traducida al castellano.
En menos de 50 páginas, la obra traza un recorrido exhaustivo sobre el campo de la identidad de género, en una combinación de profundidad, humor, sensibilidad y sencillez que es muy difícil de lograr. Pero no es solo eso: con unas ilustraciones vivas y cercanas y el cuestionamiento a las clásicas oposiciones binarias (como la expuesta en el título), Estrela consigue con éxito instalar en la clave de un libro infantil una reflexión vital sobre los estereotipos de género y su socialización en edades tempranas, así como visibilizar la diversidad de identidades generizadas y la importancia de consagrar la autonomía de género y los procesos de autoafirmación.
Al terminar este paseo repleto de color y sentido, la sensación que queda para un adulto LGTBIQ+ –como quien escribe estas líneas– es el de las ganas inmensas de volver al pasado y entregar este libro a su yo de entonces, aportando esperanza a un crecimiento que pudo haber gozado de más aceptación y confianza. Por eso, la alegría es desbordante al saber que hoy muchas personas –menores, adolescentes, padres, madres, familias, amistades– tienen la oportunidad de reconocerse con la ayuda de recursos tan valiosos como Niño-Niña.
Con todo, el libro también es una invitación al compromiso en la continuidad. El trabajo de Estrela es la puerta de entrada al acompañamiento permanente y la exploración conjunta de la diversidad en el ciclo vital de todas las personas, desde las que se plantean preguntas diferentes y más profundas y que, afortunadamente, encuentran respuestas en otras obras tan relevantes como la que aquí se reseña.
En definitiva, la apuesta por una educación inclusiva –en el aula y en el hogar– es un posicionamiento para superar la inercia, el miedo al error y la autocomplacencia. En ese marco Niño-Niña es un objeto de consulta que se propone como constante en toda estantería familiar, ya que, como así lo dice su descripción, es una fuente de luz “para todas las edades”.