Debo confesar, en primer lugar, que he tenido grandes dificultades para destacar, en esta vuestra sección, una sola figura nacional que representara al colectivo gay.
Finalmente, tras valorar distintas opciones me decidí por traer a la palestra a uno de los homosexuales más importantes de nuestro país, uno de los que más alto han llegado y que tanto bien están haciendo en favor del colectivo LGTBI, que tan necesitado está de cariño y comprensión en estos tiempos que corren.
Nuestro personaje de hoy es un hombre hecho a sí mismo, culto y muy formado, presidente de la Sala de lo Penal en uno de los juzgados más importantes del país: la Audiencia Nacional (Madrid).
Fernando Grande-Marlaska, un bilbaíno de 54 años es el autor del libro Ni pena ni miedo, publicado hace muy pocos meses. Como puede fácilmente deducirse del título, las páginas del manuscrito contienen retazos de una vida llena de dificultades. Dificultades que, paradójicamente, no hicieron otra cosa que fortalecerlo. Según sus propias palabras, cada una de las situaciones que le ha tocado vivir forman parte ahora de su vida y “de todas puede sacar algo de aprovechable”.
Su madre, ya fallecida, fue el epicentro de su vida desde que Fernando tuvo uso de razón. Y aun cuando supo de la homosexualidad de su hijo cuando este había cumplido 35 veranos, y se perdió la relación durante 5 largos años porque, en un principio, no lo aceptó, Fernando nunca dejó de pensar en ella. Fue su madre quien le inculcó el respeto al otro, fuera quien fuera, la simiente de la lucha contra todo tipo de injusticia que aún hoy constituye la base de su trabajo.
En el terreno sentimental y personal también ha conseguido triunfar: Fernando está felizmente casado. Celebró con alegría e ilusión a la aprobación de la ley del matrimonio homosexual y vive su vida junto a su marido Gorka. Nunca se han escondido. Llevan su relación con naturalidad y consideran que la ley antes mencionada es sobre todo “pedagógica”, porque refleja los diferentes tipos de familia que existen hoy en día.
Fernando, por otro lado, se lamenta. Se lamenta, porque cuando él contaba con 18 años, la vida era muy distinta y no pudo disponer de las oportunidades que se brindan hoy en día para vivir con libertad. Ha librado muchas batallas personales que le han restado mucha energía, sin duda. Pero como veis, todo mejora.
Ahora es él quien lucha fervientemente para ayudar a la aceptación total de la homosexualidad por parte de la sociedad. Es cierto que se han conseguido avances, pero aún queda mucho por hacer, y él, desde su posición social privilegiada, siendo modelo para muchos, tiene en su mano abrirle los ojos a la gente ante la normalidad.
¡Mira aquí el vídeo que Fernando Grande-Marlaska grabó para It Gets Better!
It gets better!