Mientras haya un solo chaval acosado en la escuela por su orientación sexual, una sola pareja de chicas o chicos increpada en plena calle por mostrar afecto, una mujer lesbiana o un hombre gay humillados en el ámbito laboral, la Manifestación del Orgullo Gay seguirá teniendo sentido. Y este año más que nunca. Madrid celebra el 50º aniversario de las revueltas del bar Stonewall en Nueva York (1969), la semilla de la lucha mundial por los derechos LGBTIQ+. Aquellas personas que se enfrentaron a la policía esa noche, como la activista Marsha P. Johnson, allanaron el camino de la reivindicación de la igualdad a las generaciones venideras. Y precisamente la Gran Manzana toma el testigo de la capital de España como sede del World Pride 2019, que acogerá a millones de personas, almas diversas de todos los rincones del Planeta.
Sin embargo, para llegar a esa conquista de visibilidad, derechos y libertades, muchos se han dejado la piel, la cara e incluso la vida en el pasado. En España, ya han volado más de 40 años desde que los primeros valientes del colectivo LGBTIQ+ alzaran la voz en Barcelona contra la represión social y política. Décadas ominosas de la “Ley de Vagos y Maleantes” (Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social) que hicieron mella en la sociedad en todos los sentidos.
Pero la homofobia, transfobia y bifobia no son solo cosas del pasado, sino que perduran en la actualidad, unas veces de forma sutil, silenciosa, pero otras con violencia verbal y física, tipificada como delito de odio por el artículo 510 del Código Penal. Según el Observatorio Madrileño contra la LGBTIQ+fobia, promovido por la asociación Arcópoli, las agresiones reportadas (otras tantas no ven la luz) a personas por su orientación sexual o identidad de género aumentaron de forma significativa en la Comunidad de Madrid. El Ministerio del Interior también lo ha certificado a nivel nacional en su último Informe sobre incidentes relacionados con delitos de odio.
Sí, medio siglo desde Stonewall, pero todavía un largo camino para conseguir la igualdad real en todo el mundo.
Todo Mejora
Pero, por encima de la violencia, siempre It Gets Better. Las cosas están mejorando. Basta mirar a Taiwán, que recientemente ha legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, o a Ecuador, cuya Corte Constitucional ha dado luz verde a la unión civil de dos parejas homosexuales, un primer paso para que la Asamblea Nacional reforme las leyes.
El próximo 14 de Julio se cumplen 3 años desde que la Asamblea de Madrid aprobara la Ley contra la LGBTIQ+fobia. ¿Y para cuándo la Estatal? Se necesita el compromiso de la clase política, sin medias tintas, traducido en una iniciativa legislativa urgente y de los agentes sociales. Es cierto que existe una Ley de Matrimonio Homosexual (2005), pero no es la panacea. Aún miles de personas sufren discriminación o acoso en los centros educativos, en su puestos de trabajo y en su día a día en la calle.
El Orgullo no es solo jolgorio, música y colorido, tan vendido hasta la saciedad por los medios de comunicación. También es reivindicación contra la discriminación que a día de hoy siguen sufriendo las personas por su orientación sexual y por su identidad de género. Quienes quieran romper con sus prejuicios, lo tienen bien fácil: animarse a apagar el televisor y echarse a la calle en las manifestaciones LGTBIQ+ en toda España, para ver la diversidad existente con sus propios ojos.