El aire trajo la poesía, del ostro al levante, poetas y musas. El aire trajo la poesía y, antes de la inspiración, las musas, sus cordilleras y su aliento. Y del aire, las llanuras y las dunas, Victoria; vencimiento, primer puesto y nombre propio.
Y así, así es como quería presentaros a Victoria Ash, quien dice de sí misma en su último trabajo, Poemólogos, que es mitad comedia, mitad poesía, algo así como la vida, así, algo así como abrazo, techo, verso, risa, sentimiento y verdad.
Y es que, tras la espalda de Victoria Ash, y entre sus puños, velan por ella cuatro maravillosos libros con, desde y en los que podemos brindar por la virtud, la emoción, la libertad y el amor, tal y como nos gusta en It Gets Better, de forma acorde con nuestro pecho, nuestra alma y nuestro corazón, sin miedo o contra él.
La culpa es de la musas (2015) es el título del primer libro de Victoria Ash, emblemático, toda una declaración de intenciones de lo que vamos a encontrarnos dentro. Y es que las musas, nunca pertenecieron solamente a los poetas masculinos, también fueron fuente y tránsito de las poetas femeninas, mujeres con sueños y rimas que hallaban la raíz de sus emociones y la profundidad de sus heridas en las de otras, otras mujeres.
Detrás de la piel fue la forma en la que Victoria Ash llegó al mundo de internet y al corazón de los que la admiramos, la disfrutamos y la seguimos. Sin miedo, con el corazón por delante y con su forma de amar y su sexualidad, también, tres pasos por delante de su sombra. Detrás de la piel, además, es el título de su segundo libro, una obra en la que la poesía se transforma en narrativa, pero que sigue manteniendo intacta su esencia poética y su discurso honesto. Una obra que contiene uno de los textos más sinceros y necesarios para quienes amamos de forma distinta y necesitamos un abrazo que nos consuele durante el proceso de aceptación de nosotrxs mismxs. El texto del que os hablo se llama Besos de Luna y en él está incluido el poema ya publicado anteriormente en su primer libro, Al Alba.
Que Besos de Luna hable de Al Alba no es algo casual, así que para entender el porqué de ello he tenido el placer de invitar a Victoria Ash al blog de It Gets Better en el Día Mundial de la Poesía para que nos contase un poco sobre la historia de estos textos en concreto y sobre qué supone ser una escritora de poesía visible.
Preguntas y respuestas
El mundo que te debo, Salta o Te reto, entre otros, son algunos textos de tu primer libro que están dirigidos a mujeres. ¿En algún momento del proceso creativo te planteaste no escribirlos o no publicarlos por ello?
No, jamás me planteé no publicar ciertos poemas porque fuesen dirigidos a una mujer, porque siempre he intentado ser honesta, sincera y auténtica, tanto con mis sentimientos como con mi literatura. Ha habido personas que me han sugerido que si mis textos fuesen neutros igual serían más comerciales, pero sinceramente eso no va conmigo, no creo que ese hecho deba influir o determinar si mi poesía es buena o no. Además, un buen lector es aquel que es capaz de ponerse en su propia situación, aunque el género con el que se está expresando el autor no sea el que vaya con él o ella. De hecho, yo lo llevo haciendo toda mi vida con películas o libros que iban dirigidos a un público heterosexual. Que ese tipo de relación no fuese a ser la que yo iba a tener no quería decir que no pudiese sentirme identificada. Al final estamos hablando de un sentimiento, no es algo que distinguir por género sino por corazón.
¿Recuerdas el primer texto cuyo receptor de la historia fuese una mujer? ¿Cómo te sentiste con ello, te resultó complicado de cara al qué dirán?
Diría que el primer texto que escribí a una mujer está incluido en La culpa es de las musas, aunque es un poema bastante anterior al resto de poemas que lo acompañan.
No, no me resultó complicado escribirlo, porque por aquel entonces todavía no publicaba nada en Internet, yo siempre he sido muy celosa de mi intimidad y muy miedosa en ese sentido. Ya cuando me decidí a publicar me dio igual que estuviese dirigido a una mujer porque, como decía anteriormente, el foco principal o lo importante de todo esto es lo que te haga sentir el texto, la poesía en sí y el sentimiento que hay detrás, independientemente del sexo de la persona a la que va dirigido.
¿Qué es lo que motiva a la Victoria del pasado a decir: «esta soy yo, esto es lo que siento y esto es lo que voy a escribir»?
Autenticidad, honestidad y sinceridad, primero con uno mismo y, en segundo lugar, con el lector. No basta solo con ser cercano, hay que ser real. Yo por lo menos intento trabajar desde mi verdad, sin esconder las cosas que puedan ser conflictivas, primero porque para mí ya no lo son y porque, si alguien tiene un conflicto con ello, pues simplemente que no lea.
Al alba es un poema que está incluido en tu primer libro La culpa es de las musas, sin embargo, en tu segundo libro, Detrás de la piel, lo vuelves a publicar dentro de Besos de Luna, en el que hablas sobre amores prohibidos y noches refugio. ¿Por qué decidiste dotar de contexto este poema e incluirlo en tu segundo libro?
Detrás de la piel es un libro de relatos. Cada uno toca un tema diferente dentro de la diversidad de circunstancias en las que nos podemos encontrar a lo largo de la vida. Dentro de estas circunstancias se halla el descubrimiento de la homosexualidad, así que metí ese poema, en concreto, porque hablaba de dicho proceso y porque fue uno de los primeros poemas que escribí en torno a ello. El texto todavía cobraba más sentido porque estaba contando el cómo había nacido: tú empiezas a tener un miedo y buscas una forma de expresarlo y en este, mi caso, era a través de la poesía.
Besos de Luna comienza con un «me recuerdo tan pequeña, tan vulnerable ante mi duda, tan indefensa, y, sobre todo, tan sola y con tanto miedo…» y acaba con un «Y al leerlo en voz alta, tomas conciencia de la verdad. Han pasado muchas lágrimas y muchas lunas desde entonces, y el amor, en todas sus formas, es lo que nos da sentido. Realmente crees haber perdido tiempo con tantos miedos y tanto sufrimiento. Pero, la verdad es que lo has ganado, pues ahora eres consciente de lo que tienes, de quién eres y de cuánto amas eso». ¿Qué diferencia hay entre la persona a la que le sucede lo contado en la historia y la persona que lo plasma en el papel tiempo más tarde en Besos de Luna?
La diferencia entre una y otra es la aceptación, la tranquilidad y la seguridad que da reconocerse y quererse tal cual eres y mostrarlo al mundo. Es entender que todos somos diferentes. Y durante este proceso, también, entender el plano y el lugar que le corresponde. Mi homosexualidad no es algo que determine mi vida, es algo que forma parte de la persona que soy, pero ni es lo más importante ni es lo que me define, es mi forma de querer a quien quiero. Por lo tanto, sí, la diferencia es la aceptación.
En Al Alba rimas: «y me escondo de la vida porque ya no me atrevo a rimar esos versos, que no son versos, pero que yo te quiero dedicar». ¿Qué pesa más en la balanza actual de Victoria Ash, el escondite o los versos?
Ahora mismo pesan más los versos, nunca más va a pesar el escondite. Ese es un sitio que dejé hace tiempo. Ojalá la poesía visible, no solo la mía sino la de cualquiera, ayude a que otras personas que están en el escondite se atrevan a rimar.
¿Merece la pena para un artista ser consecuente con todos sus sentimientos y emociones aunque no estén del todo normalizados en la sociedad?
Para mí merece la pena como artista ser consecuente con mis sentimientos y mis emociones aunque no estén normalizados, porque lo que busco es ser sincera conmigo misma y con mi obra. Apuesto por la verdad, por la visibilidad y por lo que supone que otras personas se vean reflejadas en lo que tú estás narrando.
Esconder mis emociones sería perder una batalla y, desde luego, esa no es mi opción. Respeto a cada uno con lo que quiera hacer con su obra, pero la vida es para los valientes y como no busco más allá que sentirme plena con lo que hago y disfrutar de esta pasión, no voy a seguir una estrategia que vaya en contra de la persona que soy.